martes, 28 de julio de 2009

Una columna robada

Estaba pensando publicar algo despues de tanto tiempo de dejar abandonado el blog, y en lugar de escribir algo yo, hoy prefiero publicar esta columna de Hector Aguilar Camín sobre el triunfo de El Tri en esta copa de oro. Muy interesante su opinión. Como siempre, agradecemos las facilidades robadas.

La victoria

Día con día

Héctor Aguilar Camín

2009-07-28 • Al Frente

La selección de México ganó la Copa Oro a Estados Unidos y calló a sus críticos con cinco goles. Dio también jugosas municiones a sus mayores enemigos: aquellos que inventan esa selección como un equipo de posibilidades extraordinarias para luego derogarla porque no llena la exigencia de calidad que le han impuesto.

Es un mecanismo reflejo de comentaristas y medios asumir que el Tri es mucho mejor de lo que se ve en la cancha. Dado este principio, lo que se ve en la cancha siempre está por debajo del nivel que el Tri podría tener.

Todavía en la transmisión del domingo, cuando el Tri daba un concierto de imaginación ofensiva y de goles de colección, alcancé a oír a alguno de los comentaristas diciendo algo así como que este equipo sí estaba “más cerca” de lo que el Tri puede ser.

Como si ese concierto de futbol arrasador que estábamos viendo pudiera ser cosa de todos los días para el Tri y no la excepción de virtuosismo y eficacia que sólo se alcanza de tarde en tarde.

El perverso mecanismo de opinión pública que conspira contra la selección mexicana no es hijo maquiavélico de nadie, sino la consecuencia de una mecánica en la que el negocio montado en torno a la selección depende de que la gente crea locamente en ella.

La gente quiere creer y los intereses comerciales en torno a la selección necesitan que crea. Se juntan el hambre con las ganas de comer. Antes de darnos cuenta, el Tri se convierte en una enorme promesa de triunfo. Se espera que venza a cualquiera. De la esperanza desmesurada a la exigencia desmesurada no hay más que un paso. Ahí empieza la cuesta descendente: “Este Tri no sirve”, “no está a su nivel”, “el entrenador está equivocado”, a los jugadores les falta carácter”, “corran al entrenador”.

Nadie organiza las cosas para que el Tri tenga un sistema estable de planeación y desarrollo, no hay paciencia para que maduren los planes, las alineaciones ni la forma de jugar, cosas que sólo pueden darse con la continuidad de entrenadores, justamente lo que más cambiamos.

La victoria del Tri puede acabar pesando como una losa de expectativas desmesuradas sobre los jugadores y el entrenador para el 12 de agosto, día en que México tiene un juego clave con EU para la calificación al Mundial.

Lo menos que se le pedirá a la selección es que le repita la dosis y tenga otra actuación genial. Porque las actuaciones geniales son las que están “más cerca” del verdadero nivel que puede tener este equipo. Cómo le explico.



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